La chirla, especialista en espáridos
El uso de moluscos de concha. Con excepción de algunos cebos especialmente reputados, como la navaja, no resulta muy común en nuestras costas. Sin embargo, existen numerosas opciones a la hora de seleccionar cebos alternativos, que pueden brindarnos buenas posibilidades en contextos de pesca muy concretos.
Éste es el caso de la chirla, una elección muy interesante para pescar sobre arenales someros, especialmente en la modalidad de ronsa o garete.
La chirla
La chirla (Chamelea gallina) es un molusco lamelibranquio de pequeño tamaño, que tiene su hábitat en las zonas arenosas próximas a la línea litoral. De concha redonda y color nácar, adornada de pequeñas bandas pardas, el diámetro medio de estos bivalvos ronda los 3,5 centímetros. Resulta una carnada asequible y bastante fácil de adquirir, ya que se encuentra a la venta en la mayor parte de pescaderías y en las grandes superficies comerciales.
No esperaremos con ella la entrada de grandes piezas, aunque podemos emplearla como cebo complementario a la hora de practicar la pesca en aguas someras, tanto sobre sustrato arenoso, como en áreas mixtas en las que las pequeñas rocas dispersas se alternan con la arena
Precisamente, la pesca a garete sobre el arenal es la modalidad en la que el empleo de la chirla resulta más interesante. En este tipo de pesca, la especie con la que obtendremos los mejores resultados —en algunas ocasiones, más que vistosos— es la herrera, aunque no hay que descartar la entrada de bailas y doradas o de otros espáridos menudos, como la mojarra rubia. En zonas mixtas, con estos cebos para el mar podemos tocar algunos roncadores, y mojarras de piedra, sin descartar algunos sargos comunes de tamaño medio.
Conservación y presentación del cebo
De entre los mejores cebos para el mar, la chirla es un molusco que se conserva vivo con bastante facilidad, siempre que no lo sometamos a temperaturas altas, ni lo expongamos directamente al sol. En casa, lo almacenaremos en la parte inferior del frigorífico a una temperatura constante.
Las chirlas también pueden mantenerse vivas en agua de mar convenientemente oxigenada, aunque, por lo general, esta opción no resulta rentable, si vamos a utilizarlas en un lapso de tiempo comprendido entre las doce y las veinticuatro horas. Como sucede con otros moluscos de concha, entre ellos, la navaja o el berberecho, el excedente de ejemplares puede conservarse en salazón durante unos cuantos días.
Por otro lado, es necesario tener en cuenta que la presentación de los cebos para el mar de escaso porte, como es el caso de la chirla, debe llevarse a cabo con sumo cuidado, pues, por lo general, este tipo de carnadas se emplea para atraer a nuestras presas en zonas de buena visibilidad relativa en las que el pescado suele mostrarse especialmente desconfiado.
Para aumentar el atractivo visual de estos cebos menudos, podemos optar por adornar la presentación con un par de pequeñas perlas fluorescentes, siempre que no estemos buscando especies que tengan por costumbre nutrirse justo a ras de fondo, caso de la herrera o la dorada, ya que uno de los efectos de estas perlas consiste, precisamente, en elevar ligeramente el cebo del fondo, una opción que resulta muy atractiva con determinados peces de hábitos cazadores, como la baila. Recordemos además que el empleo de hilo elástico es más que aconsejable, dada la fragilidad de esta carnada.
Ficha del cebo: la chirla (Chamelea gallina)
- Fondos: Fondos arenosos y áreas mixtas de sustrato duro y blando.
- Profundidad de pesca: Aguas someras, entre los cinco y los doce metros de profundidad.
- Técnicas: Pesca a garete o a la ronsa y embarcación fondeada.
- Tipo de pescado: Menudo y mediano.
- Especies: Herrera, baila, raspallón, mojarra de piedra, roncador, corva, dorada, sargo común.
- Conservación: Viva o ligeramente salada.