Una tentación llamada shaky

Una tentación llamada shaky

Texto y fotos: Marcos Elena – Bonviedro Outdoors (Canal YouTube)
www.bonviedroteam.com – [email protected]

Aunque son numerosas las técnicas que existen enfocadas a la pesca de depredadores, cada temporada aparecen nuevas alternativas o conceptos que abren aún más el abanico de posibilidades. Algunas son evoluciones o enfoques distintos de algunas ya establecidas, otras, en cambio, aparecen a partir de un producto innovador o un señuelo diferente que ofrece al pescador algo distinto que hasta ese momento no había existido.

Muchas serán simplemente modas pasajeras que con el paso del tiempo se irán consumiendo, pero algunas logran hacerse un hueco merecido en las estrategias de la gran mayoría de los que practicamos esta afición, a pesar de que siempre haya otras tendencias de última vanguardia que estén haciendo más ruido, pero que no necesariamente estén dando mejores resultados.

El shaky: nociones básicas
Este concepto surgió en la década de los 80s, en California, dónde empezó a estar en boca de todos los pescadores deportivos, a base de lograr grandes resultados en diferentes competiciones. Posiblemente, mucho antes hubo quien pescaba, de una manera más o menos ortodoxa, con esta técnica pero cómo casi todas las tendencias, siempre suele haber un punto de inflexión que haga que algo pase a estar de moda. En este mundillo, cuando se logran títulos con algo “diferente” todos los engranajes de la industria, alimentados en gran medida por la ilusión y la expectación de los aficionados, se ponen en funcionamiento para cubrir ese hueco lleno de oportunidades que se ha creado. La técnica del shaky consiste básicamente en un anzuelo con cabeza plomada (esférica normalmente) al que se le añade un vinilo, al cual se le imprime un movimiento para agitarlo, que es precisamente de dónde procede su nombre (shake=agitar; de algo tiene que servir la escuela).

Aplicaciones
Por sus características, esta técnica es una opción tremendamente atractiva cuando se atacan puntos muy concretos, ya que te permite darle la acción deseada durante largos periodos de tiempo, sin desplazar apenas el señuelo. Esto hace que en muchos casos hasta los peces que no están en actitud de caza o pensando en alimentarse, acaben irritándose y termina por desencadenar picadas de las que valen su peso en oro. No es esta una técnica de localización. Es cierto que podríamos utilizarla para tal fin, pero de este modo no estaríamos sacándole todo su potencial. Es justo ese momento, en el que tenemos localizados peces cuando la caña de shaky debe salir a la palestra, especialmente si la actividad es baja o los peces están apáticos o muy presionados. La paciencia y la insistencia juegan un papel muy importante. Cómo hemos mencionado anteriormente, no es una técnica para cubrir mucha agua, más bien todo lo contrario, por lo que si queremos sacarle todo su jugo se debe pescar sin prisas, con precisión, de manera meticulosa y lenta. (Sabemos que los peces están en nuestro radio de acción, démonos un margen razonable de tiempo para que ellos mismos nos muestren si el shaky puede ser hoy una apuesta ganadora).

Diferencia respecto a otras técnicas. Peculiaridades
Hasta la irrupción de este concepto todos los vinilos siempre se presentaban en horizontal, el shaky dio un giro de 180 grados – nunca mejor dicho – a la forma de presentar el vinilo. En los últimos años han surgido otras técnicas que logran una presentación totalmente vertical del vinilo pero hace no tantos, esta era la única que lo conseguía. Esto propiciaba que cualquier engaño, por muy visto que los basses lo tuvieran, se convirtiese para ellos en una novedad. Muchas veces el cómo, es más determinante que el qué, y por eso, en no pocos casos, un pescador puede lograr grandes resultados con un señuelo con el que otro sólo es capaz de hacerse con alguna captura aislada.

Polivalencia al máximo exponente
Posiblemente sea ésta una de las pocas fórmulas capaces de pescar en prácticamente cualquier condición que podamos imaginar. Eficaz en diferentes profundidades y adaptable a la mayoría de estructuras (a excepción de las coberturas densas), pero es sin duda, bajo condiciones difíciles o incluso extremas, cuando destaca sobre muchas otras. En esos periodos o esas jornadas duras en las que los peces parecen desaparecer, es cuando una cabecita de shaky puede marcar la diferencia. Un frente frío a principios de primavera. Las siempre exigentes jornadas del periodo invernal. Ante esos ejemplares apáticos durante la freza. Durante el desconcertante intervalo de post-freza. Con el agua muy caliente o en general cuando los peces se venden muy caros, son sólo algunos de los escenarios propicios para que esta técnica nos muestre todas sus virtudes.

Detalles que pueden marcar la diferencia. En acción de pesca
Hay algunos aspectos que son fundamentales para lograr aumentar la eficacia con esta técnica. Cuando pescamos a shaky, las picadas se producen tanto en la caída como cuando reposa en el fondo. Habrá días o momentos en que los peces emboquen con ganas antes de que el señuelo contacte con el suelo, en otros, en cambio, sólo arrancaremos picadas cuando el engaño esté en contacto con el sustrato. Del mismo modo, habrá situaciones en las que los peces prefieran que el vinilo permanezca prácticamente inmóvil (tanto en la caída como cuando lo trabajamos en el fondo) y otras en las que un movimiento nervioso y continúo será el desencadenante de la mayoría de las picadas. La caída del señuelo debe ser completamente vertical pero al mismo tiempo hay que evitar perder el contacto con la línea para poder detectar una posible picada durante la caída.

Para lograrlo, es necesario que la línea dibuje siempre una pequeña comba, la misma durante todo el recorrido. En este sentido acompañar la bajada del señuelo con una reducción progresiva y constante del ángulo de la caña puede ayudarnos a conseguir exactamente lo que buscamos 

Equipo
Cómo casi todas las técnicas finesse, los equipos de spinning suelen ser la primera opción aunque conviene tener presente que cuando usamos cabezas más pesadas, con líneas más gruesas o pescamos a profundidades considerables, las cañas deben ir acordes con el resto de componentes y en este caso, los equipos de casting, posiblemente tomen la delantera. Longitudes estándares entre 6,6 y 7 pies de acciones medium light o medium, por norma general, siempre serán acertadas, aunque igual que en el caso anterior, si pensáramos en un shaky más contundente, deberíamos inclinarnos por potencias superiores (médium heavy o incluso heavy), todo debe de ir acorde con el cómo, dónde y con qué vamos a pescar. La acción de la caña es lo que si sería común en todos los casos. Esta debe ser marcadamente de punta, (fast o incluso extra fast), determinante para darle el movimiento preciso al vinilo, y además, también nos facilitará mucho las cosas a la hora de clavar.

Ayúdate a pescar más lento
Una longitud contenida de la caña nos puede ayudar a trabajar aún más lento de lo que nuestros instintos nos lo permiten. En muchas ocasiones, sobre todo cuando pescamos desde embarcación, las prisas se apoderan de nosotros y tendemos a pescar más rápido de lo que algunas técnicas requieren; una caña más corta nos puede ayudar a contrarrestar ese ímpetu. Es algo no sólo aplicable a esta técnica en concreto, todas aquellas que requieran mover la presentación en horizontal y con las que busquemos que el engaño permanezca un periodo importante de tiempo en puntos muy concretos, la reducción de la longitud de la caña hará que el mismo toque de muñeca que le transmitimos al puntal, dé como resultado final, un desplazamiento de unos centímetros menos del señuelo.

Cabezas plomadas
En la actualidad hay multitud de modelos y opciones en el mercado, con formas totalmente esféricas o con alguna cara plana, para que repose de un modo u otro en fondo, y por supuesto, diferentes pesos, pero lo que marca la diferencia es por encima de todo la calidad del anzuelo y el sistema de sujeción del vinilo. El primero nos ayudará a aumentar la eficacia y a perder menos peces, el segundo nos asegurará que el vinilo permanezca en la posición deseada, otorgándole más movilidad, con el extra añadido de que alargará la vida del vinilo y eso siempre nos vendrá bien al bolsillo. Respecto a los pesos mencionados anteriormente, simplemente hay que obrar de una manera lógica y buscar el equilibrio. Más profundidad, más peso. Más aire, más peso. Más peso, línea más gruesa. Algo que puede llegar a ser determinante es saber elegir el peso perfecto de la cabeza. La clave es buscar el peso mínimo que nos permita estar sintiendo constantemente el fondo sobre el que estamos trabajando la cabeza.

Señuelos
Prácticamente cualquier tipo de vinilo se puede utilizar con esta técnica. Al final lo que marca en gran medida la acción es la cabeza sobre la que se monta el vinilo pero aun así, hay algunas opciones que están por encima del resto. En esta técnica como la verticalidad es el principal objetivo, el uso de vinilos flotantes ayuda mucho a la hora de conseguir la presentación perfecta. En general cualquier imitación total o parcialmente flotante (cómo podrían ser los cangrejos con las pinzas flotantes) será una apuesta segura, aunque posiblemente sean las lombrices rectas (sin ningún tipo de cola) y además flotantes, las más polivalentes.

Los plásticos que estén diseñados para producir por sí mismos movimientos oscilantes, como podrían ser las lombrices con colas ondulantes o los shads de vinilo, no sean posiblemente las mejores opciones para pescar en movimiento o en estático sobre el fondo, en cambio, si los peces están embocando a la caída y queremos centrarnos en esa fórmula, sería conveniente tenerlas muy en cuenta

Colocación del vinilo
Al igual que con todas las técnicas finesse es importante pasar el anzuelo entero a través del vinilo para que a la hora de clavar, logremos que el anzuelo penetre correctamente sin tener que realizar un cachete con demasiada potencia, algo que podría poner en riesgo la línea. Evidentemente, si vamos a tocar alguna zona un poco comprometida nos veremos obligados a cubrir la punta del anzuelo, pero lo tendremos que tener en cuenta y quizás, deberíamos reajustar nuestro equipo, subiendo el grosor de la línea, lo que nos permitiría poder soltar más el brazo y al mismo tiempo poder forzar un poco más durante las peleas para evitar perder algún ejemplar en la cobertura. Un último apunte interesante: la zona plana del vinilo siempre debe estar hacia abajo, esto mejorará el movimiento del vinilo y nos ayudará a la hora de clavar.

Un shaky con anabolizantes
Hasta ahora hemos hablado del shaky como una técnica finesse ya que posiblemente sea la manera de sacarle mayor partido de manera regular pero aun así, no está de más tener presente que podemos desarrollar esta técnica a lo grande, aumentando potencias de los equipos, cargando los carretes con líneas más gruesas, aumentando los pesos de las cabezas y cómo no, el tamaño de los engaños. Pero ¿Cuándo debemos decantarnos por una alternativa más contundente? Hay situaciones que claramente propician el uso de esta variante, aunque como casi siempre, todo depende de gustos personales y las maneras de pescar que tenga cada uno. Si queremos pescar a ocho metros sería cuanto menos poco razonable que lo hagamos con una cabeza de 1/8 de onza, (estaríamos perdiendo demasiado tiempo efectivo de pesca) pudiéndolo hacer con media onza. Cuando buscamos grandes ejemplares nunca está de más ofrecerles un bocado acorde a sus tamaños y quizás, un equipo liviano no nos permita hacerlo en las mejores condiciones. Esta misma estrategia nos puede servir incluso para evitar a peces de poco porte en enclaves con altas densidades, permitiendo de este modo que los ejemplares de mayor porte tengan la opción de al menos analizar el señuelo, algo que no ocurriría si la presentación fuera más contenida.

El shaky posiblemente sea una técnica que este enfocada al número de capturas, pero es justo añadir que suele conseguirlas cuando otras alternativas no producen y por si no fuera suficiente, no es inusual que depare grandes ejemplares. Durante algunos periodos del año especialmente, es una alternativa que levanta auténticos monstruos cuando otras presentaciones son ignoradas con descaro. Si tuviera que quedarme con una sola técnica para pescar durante todo el año y bajo cualquier circunstancia, un pequeña cabecita de shaky no tarda en sobrevolar por encima de mi cabeza. A mi desde luego ya no me tiene nada que demostrar, se ha ganado ser una de mis primeras opciones a pulso, especialmente cuando los peces parecen herméticos y otras alternativas sólo logran la indiferencia.

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Fuente original: Federpesca

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